El tratamiento Invisalign es una manera casi invisible, eficaz y rápida de alinear los dientes correctamente y de la cual hemos hablado en otros posts. Cada alineador Invisalign se reemplaza aproximadamente cada diez días por otro con unos ajustes diferentes, para que así los dientes se muevan de la manera planificada. Estas férulas se pueden extraer para comer y beber, pero hay que mantenerla limpia y cuidada como si fuera nuestra propia dentadura, sobre todo porque luego de varios días pueden empezar a perder su transparencia debido a la acumulación de saliva y sarro.
Los alineadores están fabricados con un material termoplástico transparente, biocompatible y de alta resistencia por lo que afortunadamente su limpieza y mantenimiento son realmente sencillos.
La mejor manera de limpiarlos es lavándolos con agua fría o tibia y cepillándolos con un cepillo suave con pasta dentífrica o jabón neutro, con movimientos circulares. Debes limpiar el alineador tanto en su parte exterior como interior, y cuando hayas terminado debes enjuagarlo de nuevo.
El truco para mantener una buena higiene reside en lavar tanto los dientes como la férula después de cada comida. De esta manera, te colocarás la férula limpia sobre la dentadura recién cepillada, evitando así complicaciones, malos olores y coloraciones antiestéticas.
Además de hacer esto todos los días, una o dos veces por semana puedes utilizar cristales o pastillas efervescentes de limpieza que te permitirán eliminar los restos de sarro y bacterias que se hayan podido acumular en el alineador y que el cepillado no quite. Simplemente debes mezclarlos con agua en un vaso y dejar la férula sumergida en la solución durante unos 15-20 minutos (idealmente mientras no la estés utilizando, como por ejemplo durante las comidas). Además, es muy importante que cuando no estés usando tus alineadores los guardes en su caja. Esto permitirá que se mantengan en las mejores condiciones.