El implante dental es el tratamiento más duradero y eficaz para sustituir una pieza dental perdida o deteriorada. Consiste en la colocación permanente de una pieza artificial, generalmente de titanio, en el hueso maxilar o mandibular, actuando como sustituto de la raíz del diente ausente.
Para garantizar el éxito del tratamiento, el proceso de colocación de un implante dental se divide en cinco fases principales:
1. Estudio previo y planificación del tratamiento
En la primera consulta, el especialista en implantología realiza un estudio completo del caso, que incluye:
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Revisión clínica de la boca y del estado general de las piezas dentales
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Toma de radiografías y escaneos 3D (como CBCT)
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Evaluación del estado del hueso y de la encía
Con esta información, se establece un diagnóstico preciso y se planifica el tratamiento de manera personalizada.
2. Intervención quirúrgica
La colocación del implante se realiza mediante una intervención quirúrgica sencilla, bajo anestesia local. A pesar de ser la fase que más preocupa a los pacientes, se trata de un procedimiento rápido e indoloro.
En caso de que haya una pieza dental dañada, se procederá primero a su extracción. Luego, se realiza una pequeña incisión en la encía para acceder al hueso maxilar y colocar el implante en la posición previamente planificada.
3. Cicatrización y oseointegración
Una vez colocado el implante, comienza el proceso de cicatrización y oseointegración, que consiste en la fusión biológica del implante con el hueso del paciente. Esta fase es clave para el éxito del tratamiento y suele durar entre 2 y 4 meses, dependiendo del caso.
4. Toma de medidas y fabricación de la prótesis
Cuando el implante ha cicatrizado correctamente, se toman medidas exactas de la boca para fabricar la prótesis definitiva (corona dental) que se colocará sobre el implante.
Esta pieza es elaborada a medida en un laboratorio dental, asegurando un ajuste perfecto y una estética natural.
5. Colocación de la prótesis y mantenimiento
Finalmente, se coloca la corona sobre el implante, completando así la restauración dental. En esta etapa, el profesional explicará al paciente cómo cuidar sus implantes y la importancia del mantenimiento a largo plazo.
También se programarán las revisiones periódicas para garantizar la salud del implante y del resto de la boca.
El tratamiento con implantes dentales es una solución segura, cómoda y funcional, que permite recuperar la sonrisa y la calidad de vida de forma duradera. Con el seguimiento adecuado, un implante puede durar toda la vida.
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